El Guion de Mckee

17.09.2013 15:12

En el siguiente texto se pretenden esbozar las ideas más principales de la obra de  Robert Mckee, El Guion  elaborada en 2000, es una propuesta en lo que se establece una estructura narrativa para la escritura de guiones cinematográficos, a lo cual añade que debe componerse por 10 pautas básicas, a saber primero libraras de la crisis al protagonista. Mandamiento anti deus "ex machina", es decir no hacer caer el peso del clímax en el personaje central. Segundo, no le harás fácil la vida al protagonista. Puesto que no hay progreso si no es a través del conflicto. Tercero no dar pie a los porque sí. Se debe dramatízala. Conviene la exposición en munición. Utilízala para girar el final de una escena, para favorecer al conflicto. Cuarto, no utilizarás falsos misterios ni sorpresas fáciles. No escondas nada importante que sepa el protagonista. Mantennos al nivel del héroe. Que sepamos lo que él/ella sabe. Quinto,  respetarás a tu público. Mandamiento anti mercenario. Sexto, conocerás tu mundo como Dios conoce éste. Mandamiento pro investigación. Séptimo, no complicarás con nuevos elementos ya que la complejidad de los que dispones es mejor. No multipliques las complicaciones en un solo nivel. Utiliza las tres: intra-personal, interpersonal, extra-personal. Octavo, llevarás las situaciones al límite, negando las negaciones, llevan­do a los personajes hasta los extremos y la profundidad más lejanos del conflicto imaginables dentro del propio espectro de probabilidades del argumento. Noveno, no escribirás con evidencia. Pon un subtexto debajo de cada texto. Y por último, reescribirás.

Además de establecer estos 10 postulados fundamentales en la escritura de un guion cinematográfico, Mckee  habla de la sustancia de la historia, en ella la establece que el guionista es el encargado de otorgarle la sustancia la cual sirve como el motor de la historia. Esta es un algo que se siente, se oye o se toca, al igual que el artista se vale de su paleta de colores y un lienzo, el escritor se vale de su imaginación y de sus experiencias, las cuales no son tangibles, pero de igual modo tiene un valor indispensable. La sustancia es una cosa inteligible, es algo que se hace palpable y que se expresa a través del lenguaje.

Pero no basta con una sustancia expresada a través del lenguaje, se hace necesario que además de esto para que funcione la historia haya un personaje central en la historia, es decir, el protagonista. Este se expresa como el motor de la historia. El protagonista puede debe tener una multiplicidad caracterizadora, tener motivos, debe realizar acciones y estas deben tener sus consecuencias. 

Los protagonistas pueden ser individuales, duales o colectivos, además no necesariamente el protagonista siempre es constante, de ello dará prueba la obra de Alfred Hitchcock “Psicosis”. A ello se suman las caracterizaciones de los protagonistas, primero la fuerza de voluntad, la cual implica que el personaje quiera actuar de manera voluntaria; el segundo tiene deseos inconscientes, es decir que además  de los deseos que lo mueven de forma explícita, también hay unos que el personaje no los pone de manifiesto, pero que se mantienen hay latentes durante toda la historia. Además estos deseos inconscientes muchas veces se expresan como contradictorios, antítesis de lo que realmente quiere.

Por otra parte el protagonista también busca perseguir de forma convincente el fin, el personaje central debe moverse de manera tal que el espectador se sienta convencido de la posibilidad de que el personaje logre alcanzar su fin. A esto se le suma que el personaje debe tener una oportunidad de alcanzar su fin. Por último, el protagonista debe suscitar empatía sea o no simpático, este punto es el enclave de todas las grandes historias, que el espectador pueda recordarla por su simpatía con el personaje asi este haya sido el malo de la historia.

‘’No basta con tener talento literario. Si no se puede contar una historia, todas esas bellas imágenes y sutilezas del diálogo a los que se dedican meses y meses de perfeccionamiento sólo malgastan el papel en el que están impresas”. Mckee plantea la importancia de asimilar. No basta con saber escribir bien, para crear guiones es necesario poseer el don de saber contar historias. El autor dice, “no existen recetas para la escritura de guiones que garanticen el punto de cocción. La narrativa es demasiado rica en misterio, complejidad y flexibilidad para reducirla a una fórmula”. Con todo esto lo único que se sobreentiende es que no  hay reglas ni pautas que condicionen la buena creación de un guión, la única regla que existe es: saber contar una historia. Al fin y al cabo, saber contar una buena historia es cuestión de arte, no de estudio. Se pueden usar paradigmas, como el de Syd Field, el cual nos permita estructurar una historia de forma que adquiera un buen ritmo para no aburrir a los espectadores, pero lo que si es cierto es que nadie tiene la fórmula exacta para contar una historia. Es mucho más importante saber contar una historia trivial a contar una historia profunda si, esta última, se cuenta de mala manera.

En el libro, McKee nos deja muy claro que ambos, trama y personajes, son igual de importantes  y para que el guión funcione. Crear personajes reales y creíbles es una labor difícil de lograr, y esa es la quimera que buscan todos aquellos quienes buscan dar una buena sustancia a su historia. el resultado importante es que la historia puede cambiarse, dándole un giro a la verdadera personalidad de un personaje, como también el ser consciente de que, si cambiamos la personalidad de un personaje a mitad de nuestra historia, probablemente tendremos que cambiar muchas cosas desde ese punto, hasta el principio de la historia. También me ha resultado importante averiguar las diferencias entre la caracterización (cualidades observables de un ser humano) y el verdadero carácter del personaje y cómo, jugando con ambos elementos, podemos crear situaciones increíbles. Creo que este capítulo del libro me ha servido para sentirme seguro a la hora de aventurarme a escribir un guión y a imaginarme situaciones que podrían servir de inspiración para futuras historias.

Es importante resaltar la necesidad de crear un nexo con el público, y esto se da generando un lazo que logre identificar al público con el protagonista. A esto es a lo que Mckee denomina la empatía. Para el autor al establecer esta relación los fines son comunes, se relacionan con los propios deseos del espectador, lo cual implica una humanización de del personaje. Con anterioridad se habló respecto al tema, por lo cual aquí se precisar citando un ejemplo de como humanizar al personaje de tal modo que pese a su carácter malévolo dentro de la historia pueda transmitirnos su naturaleza y podamos hasta sentir compasión de él, el ejemplo es Mcbeth, quien con su caracterización de villano o héroe trágico, logra transmitir la empatía. Debe entenderse la empatía como un conjunto de cualidades intrínsecas a los seres humanos que den cuenta de una humanización del mismo. Contrario a la simpatía, la cual implica un mero aspecto de caracterización, pudiendo ser opcional.

Para ello se hace necesario  eliminar todas las minucias de la vida cotidiana;  en el mundo de los personajes uno espera que si el personaje pone en marcha una acción, tenga una expectativa acerca de ello <puede ser que el resultado sea todo lo contrario>.

 

Bibliografía:

McKEE, Robert. El Guion. 1998.