Cine e Imaginarios

07.08.2012 23:18

 

Aproximación a la construcción del imaginario social colombiano, a partir de las narco-producciones.

 

 

Es la cultura de la camándula y el machete,

que aparece ahora como la del escapulario y la miniuzi

Alonso Salazar, No nacimos pa` semilla.

 

Las producciones audiovisuales han cobrado gran importancia en la sociedad moderna, su función como producto del desarrollo humano ha estado encaminado  a expresar  sentires y visiones de la realidad pertenecientes a un contexto especifico, además crea realidades ficticias que el sujeto receptor sólo puede considerar como verdaderas, como es el caso de las producciones informativas que son realizadas con el fin de dar a conocer un lugar o un país del cual nosotros no tenemos el mínimo conocimiento empírico y que al ser observado a través de la producción audiovisual lo consideramos como real.

 

Para esta sociedad moderna o sociedad de masa, la realidad social tiende a ser asumida como otro “…elemento de consumo múltiple y episódico para una diversidad de públicos que parecen expectantes y nunca satisfechos de espectáculos transmutados en consumo” (Santofimio; 2009:47). La globalización o el sistema económico de interdependencias, han hecho de la realidad social una mercancía que precisa ser consumida y ante la cual hay un público voraz que demanda dicho producto; es en este sentido que los medios de comunicación, y ,con esto me refiero a todo el conjunto, están encargados de satisfacer la atractiva demanda, llenando nuestras radios, televisores, prensa, salas de cine, de cuantificable información que aparece de forma desordenada y que a su vez precisa ser (re)construida lógicamente. Por otro lado, ha sido la industria audiovisual la encargada de producir realidades desdibujadas, con las cuales los individuos cada vez más intentan identificarse, pero nunca llegando a lograr su cometido; de esta manera la realidad pierde su pluralidad y “…se convierte en resultado de la contaminación de la imágenes, interpretaciones y reconstrucciones que distribuyen los mass- media[1] (Agudelo y López; 2009: 34).

Los sentimientos, las ideas, las opiniones, la tragedia, la sexualidad, se convierten en mercancías de una industria semiótica, que no sólo produce signos sino que también produce

Símbolos que moldean a los sujetos receptores de acuerdo a los intereses de la economía de consumo, dado que la información suministrada se presenta a modo de discurso, el cual pretende convencer y suscitar los elementos que él mismo ha suministrado, es decir, nos dice qué entender por realidad (mirada no crítica) y hacen que luchemos por mantenerla y  con ella nuestro desconocimiento de la realidad; “…ese mundo visual deshace y rehace los sentimientos, las emociones, las identidades, las identificaciones con el fin único de individualizar cada vez más al ser humano dentro de la sociedad (…) encontraremos una sociedad consumista y homogénea, que controla lo que comes, vistes, calzas y peinas“ (Valencia; 2009: 44).

Hoy la sociedad colombiana no se encuentra exenta de dicho fenómeno y es por eso que el presente texto, tiene como fin presentar de manera general la influencia que tienen las narco-producciones[2] a la hora de forjar el imaginario de ser colombiano. Esto debido a que en Colombia el tema del narcotráfico ha sido la fuente de inspiración de algunos guionistas y directores encargados de recrear nuestra realidad nacional.

El narcotráfico como fenómeno latente de la sociedad, se encuentra enraizado en la realidad de cada uno de los colombianos, a su vez ha logrado penetrar las instituciones de nuestro país a fin de lograr satisfacer sus propios intereses, convirtiéndose en un fenómeno social que permea todos los rincones de la sociedad. Esta realidad resulta ser el imperativo de las producciones televisivas y cinematográficas en Colombia, aunque aquí solamente se analizaran las comprendidas entre 2000 y 2012, entre las cuales tenemos a Rosario Tijeras, película (2005; Emilio Maille) y telenovela (2010; producción de Teleset para RCN), La Virgen de los Sicarios, película (2000; Barbet Schroeder), El Capo, telenovela (2009;producida por FOX Telecolombia para RCN), Sin Tetas No Hay Paraíso, película (2010;  producción de Efe-X Cine y co-producción de Amazonas Pictures y RTI) y telenovela (2008; producida por RTI para Telemundo), y las películas Soñar No Cuesta Nada (2006; Rodrigo Triana), Karmma (2006; Orlando Pardo), María Llena Eres de Gracia (2004; Joshua Marton), Saluda al Diablo de Mi Parte (2011; Juan Orozco y Carlos Orozco) y las más significativa y el motivo que suscita la presente empresa investigativa es la reciente producción Escobar: El Patrón del Mal (2012; producción de Caracol Televisión).

Como plantea el sociólogo George Luckacs[3]: “el cine como una nueva forma de arte tiene la capacidad de retratar las relaciones sociales (…) es la labor social que tienen los guionistas y directores respecto a su público” (Luckacs; 1986: 17). Y es que no sólo el cine sino las producciones audiovisuales en general deben tener una correspondencia con la realidad que pretenden recrear, pues estos medio plantean nuevas formas de relacionarnos con los problemas de la realidad, ya que al contenerla (una realidad específica), nos permite hablar de ella (re)construyéndola.

Por otra parte la reciprocidad entre la realidad y las producciones audiovisuales deben expresar la complejidad de esta misma relación, es decir, reunirla en su totalidad tanto en lo negativo y lo positivo. Un ejemplo de ello es la producción del colombiano Ciro Guerra “La sombra del caminante”, quien retrata una compleja historia de dos personajes que llevan el conflicto a cuestas pero que sin abusar de él, sino usándolo como elemento de fondo, Guerra logra realizar una buena producción que reúne las dos caras de la sociedad, víctimas y victimarios intentado redimir su pasado.

Esta nueva forma de lenguaje tiene la posibilidad de romper la visión imperante acerca de la historia, es decir romper con esquemas preconcebidos, pues si la producción de audiovisuales se logra entablando una armonía entre la cámara y lo real, la misma realidad (histórica) se encargara de (co)responder a las preguntas que realicen los guionistas y directores; si el resultado de la obra  (de arte), ha logrado que la gente reflexione seriamente sobre una situación del pasado o el presente, ha logrado su objetivo.

En la entrevista para la revista Kinetoscopio, el director colombiano Raúl García, dirá que ”la responsabilidad de los directores y guionistas, es la de lograr penetrar y dar una visión certera de la realidad, verídica, sin dejar de ser fantástica”(puerta; 2000: 103); sin embargo los argumentos en la actualidad han dejado de ser opiniones para convertirse en una regla de las nuevas producciones, sobre todo cuando se trata de mezclar realidad con ficción y aún más cuando esa mezcla se involucra no solo en las salas de cine, sino también en la televisión.

Las situaciones que rayan entre lo verosímil y lo inverosímil son cada vez mayores, Rosario Tijeras, nos plantea la historia de una mujer ficticia que se desenvuelve en la cruda realidad de la ciudad de Medellín, donde su belleza y su destreza con las armas la han llevado a convertirse en la sicaria más famosa y temida de la ciudad, una mezcla entre las condiciones sociales de una ciudad y las aventuras de una niña asesina enamorada. Aunque la historia tenga un peso social íntimamente ligado a la pluma de Jorge Franco, y de ahí la verosimilitud del asunto, lo inverosímil de la historia empieza en el momento en el que es representada, puesto que el factor fantástico como lo plantea García en el párrafo anterior, tiende a estereotipar la realidad, a dibujarnos una realidad que aunque tiene elementos empíricos verosímiles, se distancia de ella, al retocar lo que pretende representar. Así la protagonista pierde su condición social en su estado natural, para ser glamour izada y representada a través de modelos femeninos de belleza, como es el caso de Flora Martínez (película) y María Fernanda Yepes (novela).

De igual modo que a Chile y a Argentina les correspondió  una dictadura y mientras Cuba heredo una revolución, “a Colombia la suerte le heredo el exterminio, las masacres y el poder, edificado con base en la corrupción como un reto para que los guionistas y directores regresarán una y otra vez al ámbito de sus pesadillas, para comprender los motivos que engendraron e hicieron caminar al monstruo” (Chaparro; 2005:24); al igual que estos países han tratado de (re)construir su memoria histórica a través de los medios audiovisuales, a Colombia le compete sentar una posición  reflexiva, que conlleve a consolidar una tradición cinematográfica (hasta el momento inexistente), a contribuir en la formación de una verdadera identidad nacional, pues resulta indignante ver como un colombiano suele ser representado como  Mexicano, y por ultimo a hacer parte del conflicto, no solo al director o al guionista, sino involucrar al público en el proceso de (re)construcción.

La forma como los productores se relacionan con la realidad es la forma como el espectador va a entender esa realidad. El producto contiene una ética, y esta implica la responsabilidad que tienen directores y guionistas con el producto, puesto que éste es un resultado que está referido a un público y en esa media es de suma responsabilidad omitir las perspectivas sensacionalistas que se puedan filtrar.

Víctor Gaviria se ha convertido en un referente de cómo tratar la realidad con una cámara de video, ha implantado un estilo único y revelador, un realismo dentro de los tantos realismo que hay en la sociedad colombiana, pero el realismo de Gaviria se muestra distinto porque trata el conflicto de manera directa, su premisa siempre ha sido la de trascender la epidermis de la realidad con el fin develar lo que no se muestra con una sola mirada. De ahí saldrán producciones como la vendedora de rosas y sumas y restas, las cuales darán cuenta de las condiciones extremas de la realidad social en la ciudad de Medellín, consecuencia del narcotráfico, que en el primer caso hace del mundo de los jóvenes una lucha por la supervivencia, mientras que en el segundo muestran la naturaleza de un narcotráfico que aún está emergiendo y que desconociendo clases, razas y credos, logra adaptarse.

Las producciones audiovisuales en Colombia han hecho del delito una categoría de entretenimiento, que pareciese naturalizar el hecho conflictivo de dicha categoría.  Soñar no cuesta nada y Karmma, son filmes que tocan el tema del conflicto (acumulado del delito), pero que se aprovechan de él, a fin de dar a movimiento a sus historias, dejan de lado la posibilidad de la reflexión para concentrarse en las secuencias de acción. Además no se puede olvidar que la primera es una película financiada por la presidencia de la república, en un tono un tanto humorístico, para finalmente disfrazar la gravedad del hecho y el impecable peso de la justicia contra los delincuentes. Mientras que la segunda es un film que abusa de la realidad, al exagerarla, planteando una historia inverosímil, donde un sujeto da información a la guerrila para los secuestros que esta realiza, pero su padre un dia  es secuestrado a causa de los datos que su hijo suministra, por lo cual  intenta a toda costa rescatarlo de sus secuestradores, atravesando por una serie de sucesos que en nada se distancian de las producciones bélicas hollywoodense.

De igual forma María llena eres de gracia, se apuntale en el tema de “las mulas”, para lograr su éxito, allí esta temática es representada por medio del exotismo del personaje y el sensacionalismo del singular método de traficar, de ningún modo se hace una mirada seria a un problema que atañe tanto a las personas como a las naciones, puesto que se trata del tráfico de estupefacientes, sin embargo la película logro una cantidad de adeptos, debido a los recurso que con anterioridad se menciono. “interesa más la moda, las vanguardias, los sensacionalismos, que tratar el tema con profundidad y seriedad” (Osorio; 2010: 26).

Estas producciones audiovisuales se encuentran apoyadas por una parte por la ley del cine, recientemente aprobada, y por otro lado, reciben la financiación de casa productoras como RCN y Caracol, de ahí que las producciones cinematográficas referenciadas aquí, todas hayan contado con el despliegue de publicidad que les garanticé llenar las salas de cine.

Pero cada vez más parece ser que las narco producciones tienen mayor acogida cuando se presentan en el formato de telenovelas, El capo y Sin tetas no hay paraíso, son producciones que trascendieron en la historia de la novelas del “prime time”, en cuanto a rating y formato, eso sin contar los gastos de producción que se emplearon en la primera. Estas dos producciones son apologías abiertas al narcotráfico y a las consecuencias que este produce. La primera relata la historia del capo más famoso del mundo y su enfrentamiento con el estado, una versión tergiversada de la historia de Pablo Escobar Gaviria, donde se abordan temas de la intimidad de éste importante capo colombiano, pero con cierta timidez; la segunda es una producción que tuvo mucha acogida tanto en el interior del país como en el exterior, dado que convulsiono al público con la historia de Catalina, una adolecente que haría hasta lo imposible para tener unos senos grandes, los cuales le permitieran ser una modelo famosa, por ello el toma el camino traginado de las prepago. Ambas producciones hacen que la realidad se ajuste a los guiones, y no que el guion se ajuste a la realidad, como a veces se presenta en la virgen de los sicarios.

 

Pero ahora que decir de la reciente producción colombiana denominada Escobar: el patrón del mal, con ello las productoras nacionales, transgredieron el límite que versa entre lo público y lo privado, pues ya no hablamos de un capo, sino que ahora le ponemos un nombre, el de un personaje representativo de la historia, para llevarlo a la pantalla chica y caricaturizarlo, porque pese al “esfuerzo” y la “intención” de los productores por hacer de esta una producción que genere una reflexión sobre los hechos del pasado, no logra su cometido, pues primero no reúne los datos empíricos suficientes que nos permitan realizar una construcción completa o más o menos completa de la realidad, solo tenemos una serie de datos agrupados unos entre otros, desarticulados, en ocasiones sin correspondencia entre unos y otros, solo reproduciendo un estereotipo que en nuestro país parece tener mucha acogida, contrario al fin propuesto al inicio de la novela (la novela inicia con la frase: quien no conoce su historia está condenado a repetirla). Muestra de que el guion no se ajusta a la realidad, sino todo lo contrario, es que en la novela, la realidad aparece maquillada, pues nunca escuchamos de los vínculos que había entre Escobar y el ex presidente Álvaro Uribe, en ese entonces director de la Aeronáutica civil, lo cual sí se narra en el libro “El señor de las sombras. Biografía no autorizada de Álvaro Uribe Vélez”. Hoy en día veo a las personas hablar de Escobar como un hombre sobrenatural, dotado de cualidades especiales, una especie de héroe, no solo es un comentario, también es el estampado de las camisetas, o el sticker pegado al parabrisas de un carro, pareciese ser que las producciones audiovisuales en nuestro país cada vez más tienden a introyectarnos lo que algunos pocos quisieran que interiorizáramos; pienso en un mundo Orweliano donde las pantallas nos dicen que hacer y la idea no me suena descabellada, puesto que según Chomsky, los medios de comunicación (para nuestro caso la producciones audiovisuales) suelen estar al servicio de las elites dominantes, porque de esa manera las elites ejercen control sobre la población, entonces en nuestro caso ¿las elites colombianas están interesadas en que introyectemos o naturalicemos los diferentes hechos de violencia?, es hacia allá donde en este momento apunta la investigación.

 

 

BILIOGRAFIA

 

ALVAREZ, Luis Alberto; En Busca de un Cine Colombiano. En: Páginas del Cine,  Vol. I. Pág. 8

AGUDELO, Víctor y LOPEZ, Diana; Medios Masivos y Naturalización del Conflicto. En: Némesis. Edición 01/ mayo/ 2009.

ALZATE VARGAS, Cesar; Consideraciones desde Medellín. En: Kinetoscopio, volumen 12, N°.56/57. 2001. pág. 145

CHAPARRO VALDERRAMA, Hugo; Gracias Divino Niño, Por el Cine Revelado. En: Kinetoscopio, volumen 15. No. 73. 2005. pág. 20 – 25.

GIRALDO, Carlos Augusto; Del Cine Negro al Cine Incoloro. En: Kinetoscopio, volumen 11, No. 54. 2000. pág. 73.

LUKACS, Georg; El Cine como lenguaje Crítico. Editorial letra E. Buenos Aires. 1971. Edición de septiembre – octubre – noviembre.

PUERTA, Fernando; ¿Una Nueva Estética para el Cine Colombiano? En: Kinetoscopio, volumen11. No. 53. 2000. pág. 102

VILLAMARIN, Paola; Colombia, Nido de Cine Negro, En: Kinetoscopio, volumen 10. No. 52. pág. 107

OSORIO, Oswaldo; Realidad conflicto y violencia. En: Realidad y Cine Colombiano 1990 – 2009. Editorial Universidad de Antioquia. 2010.

______________; El Espejo para Ver y Reflejarse. En: Realidad y Cine Colombiano 1990 – 2009. Editorial Universidad de Antioquia. 2010.

______________; Realidad, Cotidianidad e Idiosincrasia. En: Realidad y Cine Colombiano 1990 – 2009. Editorial Universidad de Antioquia. 2010.

______________; Cine Colombiano de Consumo. En: Revista Cineclub Godard. Edición número 5. 2007.

JARAMILLO PARRA, Carlos; Literatura para el Cine y los Estereotipos en las Películas. En: Revista Cineclub Godard. Edición número 5. 2007.

OSPINA, Luis; El Fracaso de una Ilusión. En: Kinetoscopio, volumen 13 N° 62. 2002. pág. 88

SANTOFIMIO, Rodrigo; Mass-Media:¿comunicación o espectáculo? En: Némesis, edición 01/ mayo /2009.

VALENCIA, Victoria; Devenires. En: Némesis, edición 02/noviembre /2009.

 

FILMOGRAFIA.

1996 & 1998

Edipo Alcalde, de Jorge Alí Triana y García Márquez.

La Vendedora de Rosas, de Víctor Gaviria.

2000

La Virgen de los Sicarios, de Barbet Schroeder.

2003.

La Primera  Noche, de Luis Alberto Restrepo.

2004.

Maria, Llena Eres de Gracia, de Joshua Marton.

2005.

La Sombra del Caminante, de Ciro Guerra.

Rosario Tijeras, de Emilio Maille.

Sumas y Restas, De Víctor Gaviria.

2006.

Soñar No Cuesta Nada, de Rodrigo Triana.

Karmma, de Orlando Pardo.

2008.

Sin Tetas No Hay Paraíso, De RTI & Telemundo.

2009.

El Capo, de FOX TELECOLOMBIA.

2010.

Rosario Tijeras, de Teleset & RCN.

Sin Tetas No Hay Paraíso, de Efe-X Cine y co-producción de Amazonas Pictures y RTI.

2011

Saluda Al Diablo de mi Parte, de Juan Orozco y Carlos Orozco.

2012

Escobar: el patrón del mal, de Caracol Television.



[1] Entiéndase como mass- media la masificación e intensificación de los medios de comunicación

[2] Entiéndase por narco-producciones, las telenovelas, seriados y producciones cinematográficas que han tomado como referencia en sus historias el tema del narcotráfico y las relaciones sociales que se tejen a su alrededor. Podemos citar como ejemplo producciones como “Pandillas, Guerra y Paz”,  “La mariposa”, “El Cartel de los Sapos”, “Rosario Tijeras”, “La Virgen de los Sicarios”, entre otras.

[3]En entrevista realizada por Yvette Biro y Szilard Ujhelvise, al referirse sobre el papel que desempeñaban las “últimas” producciones cinematográficas húngaras en la historia de este país.